Desde hace mucho tiempo y por razones de sucesos personales que algunos conocen y me acontecieron, la vida me marcó y revalidó en mí el concepto de ” Para, Piensa y Medita”. Es que no comulgaba con lo que a mi alrededor veía y que en mis círculos íntimos comentaban. Los humanos perfectos, infalibles, dueños del mundo, del poder y donde el ego, la plata y los bienes son el “culto a venerar”, o como me dijeron algunos ” lo valioso y lo importante”, no es mi norte de vida.
De pronto era necesario
Los veía comer en los carros, o sobre los escritorios, andar de prisa, pues ” no hay un minuto que perder”, debreuniones en reuniones, de afán en afán, de largas jornadas de trabajo diario que les distancia de la casa, la esposa y los hijos, poniendo en último lugar lo más valioso, la familia. Sus mentes están imbuidas de lo material que les da estatus y poder.
Estábamos ciegos y hoy empezamos a despertar.
Hoy “como por arte de magia ” despiertan a la realidad al encontrarse que de repente todo cambió y se paralizó, que el trabajo sigue pero a distancia, que ya no hay afán, que el hogar se convierte en el centro de convivencia, que por mucho tiempo habían abandonado, que correr y llevarse el mundo por delante es hoy la excepción, que el tiempo que atesoraban se les fue entre las manos y la vida se detuvo para dar paso a la reflexión, a desaprender, a volver a la esencia de SER HUMANO, a ver, respirar y sentir; y amar a los suyos y a la vida.
Se empiezan a quitar la venda y hoy van descubriendo que lo que consideraban “prioritario” no lo es, que ni los viajes, lujos o excentricidades le sirven, porque ya ni “echar vainas ” en un restaurant pueden, que todo lo cotidiano ya no lo es. Es que sin sospecharlo el mundo se detuvo para dejarnos ver lo frágiles que somos, para aprender que hay mucho más que la trampa mediática y la presión social en la que hemos caído como entes y colectivo social, todo, para ayudarnos a ver y entender el verdadero valor de las cosas y para desnudar la falsa creencia de que SOMOS LO QUE POSEEMOS. Descubrimos YA, que no somos nada.
Es momento para sacudirnos y encausar nuestros días por el sendero de una nueva vida, llena de experiencias
por vivir. Empezamos a ver cómo nos llena de satisfacción el abrazo y la sonrisa que teníamos reprimidos y que
se expresa en los hijos al compartir con ellos, en la cara del vecino, porque hoy lo vemos y transmitimos una actitud diferente de apoyo y colaboración. Empieza a caer la muralla del individualismo, de la superioridad y del NO ME IMPORTA, porque me es ajeno, pues hoy el sufrimiento es colectivo, sin clasismo ni racismo, ya que no discrimina lo que acontece y sí nos une.
Estábamos ciegos y creíamos que veíamos
Frente a nosotros las cosas de colección que no veíamos ni valorábamos empiezan a tener sentido: La paz, el
amor por nosotros mismos y los demás, la solidaridad, la humildad, la compañera, los hijos y nuestros padres,
que hoy mayores, los podemos perder si no cuidamos.
Llegó el momento de rasgarnos y despojarnos la vestidura, de quitarnos las vendas, de darnos cuenta de lo que
hemos sido y en lo que podemos transformarnos para beneficio personal y colectivo; llegó el tiempo de
limpiarnos, de soltar las amarras emocionales que nos atan, de cambiar la perspectiva y salir del fango emocional donde hemos caído. En soledad limpiemos nuestra alma y hagamos como las aguas de Viena que hoy están limpias, cristalinas y volvieron a salir los peces. Es tiempo de nacer de nuevo.
Es tiempo para crecer, para perdonarnos y entender que es válido el esfuerzo, el sacrificio del trabajo que nos permita superarnos en todos los aspectos, pero que no lo es todo y que lo que realmente trasciende son las huellas que dejamos en otros. Es tiempo de valorar la vida, a los seres humanos, a esforzarnos frente a las adversidades, pero, sobre todo, afrontar y levantarnos en FÉ ante las situaciones y las caídas.
Me llega el recuerdo de la frase de San Francisco de Asís cuando dijo ” Empieza haciendo lo necesario, después lo posible y te encontraras haciendo lo imposible”. Nunca fue más oportuna la misma, pues nos permite crecer y ser apoyo a otros. Voy descubriendo frente a lo que acontece, que todo fue un plan del Señor para que entendiéramos que él es el único YO SOY, para fortalecernos, para aumentarnos la Fe, pero lo más importante, para poder sentir y validar su presencia VIVA.
Al ver las calles, los parques, las playas, las ciudades y monumentos emblemáticos de mi Isla y de las grandes
urbes; como la Plaza Mayor en España o la Italia romántica y encantadora, atónito descubro que todo quedó
vacío. Ya NY duerme y descansa, en Roma no suenan las campanas, ni en Francia las bufandas acompañan un ” Château Margaux”, es tiempo del descanso para la naturaleza reverdecer, de reducir la contaminación, embellecerse, ser valorada y disfrutada en otra dimensión. Nosotros los “terrícolas” podemos también darnos
ese descanso para reenfocarnos, hacer catarsis y retomar nuestro equilibrio mental y emocional que hemos perdido. Resurgir de la introspección que de seguro nos permitiría, cuando todo vuelva a la normalidad, enrumbar nuestros días ocupándonos de nuestras responsabilidades, pero sobre todo y después de lo vivido, de haber asumido conciencia y dejar la ceguera, para cada día valorar lo que somos y lo que hemos de dejar sembrado en otros: AMOR, HUMILDAD, SOLIDARIDAD, APOYO Y COMPASIÓN.
¡¡¡El virus se irá y nosotros pondremos La Corona a DIOS!!!
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