De haber seguido la doctrina iniciada por von Mises, donde lo que tiene valor es aquello que pasa por el mercado y produce ingresos, nuestros próceres (cual personajes de Scott Burns) se habrían salvado solos, convencidos de que redimir al mundo no era rentable, pues requeriría largas jornadas con sueldos bajos. Esa disuasión reinante en nuestros días ha devenido en la mayor desigualdad de la historia y una espiral de muerte ecológica sin precedente. Como tónico a este estado de cosas, se me antoja parafrasear precisamente a un chileno y celebrar que el neoliberalismo (contrario a la primavera) no es inexorable.
Otros artículos
¿Por qué los políticos no comunican para Facebook?
Por: Julissa Ubri Las redes sociales se han convertido en mecanismos de participación no tradicionales que permiten a diversos actores mantener un canal de difusión de información y crear espacios de interacción entre...
LA RABIA DE FENABANCA CONTRA QUICO TABAR
La rabia de Fenabanca contra Quico Tabar es agria, muy agria. Tanto que ni los esfuerzos por mantener sus motivos dentro del discurso diplomático le ayudaron a ocultarla. Sin ambages lo acusaron de concebir un plan de...
Vueltas y más vueltas a la noria
Hay que mantener la esperanza de que pronto los dominicanos y dominicanas superemos esa constante histórica de darle vueltas a la noria, una y otra vez, en la misma dirección y con similares resultados. Es lo que está...
Comenta este Artículo