Por: Profesor Roberto Reyna Tejada
La UASD se encuentra como el país y el mundo, ante grandes desafíos, el principal y más urgente desafío de la UASD es, cómo responder a la necesidad de darle continuidad a los servicios docentes, en medio de la peor pandemia vivida por la presente generación.
He escuchado muchas opiniones respecto al qué hacer y me preocupa el hecho de que algunos universitarios, abandonando la tradición y los principios del compromiso social y de la lucha por tener a la UASD permanentemente abierta, estén proponiendo su cierre temporal o la posposición de la apertura de la docencia, del modo virtual, incluso a riesgo de que la presente generación pierda por completo, un semestre académico, habiendo perdido ya el Curso de Verano y completado con severas dificultades el primer semestre del año.
ES UN IMPERATIVO MORAL que la UASD ofrezca, del modo virtual, su semestre 2020-20 a los estudiantes, reclame del Gobierno y de las familias, todos los apoyos y sacrificios, para que se establezcan las condiciones mínimas de acceso a la educación virtual, hasta que se restablezcan las condiciones, que permitan la presencialidad física sin poner en riesgo a los miembros de la comunidad académica y sus familias.
Apelo a la conciencia de los universitarios de la UASD, quienes supimos viajar a los centros regionales, a impartir docencia debajo de los árboles, debajo de un canasto de balocesto en una escuela primaria, en el “gallinero” de San Juan de la Maguana, en las escalinatas de las plazas públicas de Barahona, en locales de los partidos políticos y de clubes culturales, aspirar a impartir docencia en los viejos almacenes de la chocolatera de Puerto Plata, en la Casona de San Francisco de Macorís, en los “rejones” del campamento de una constructora en Samaná, mientras luchábamos por la construcción de las soñadas ciudades universitarias.
No se nos podía ocurrir cerrar la UASD hasta que tuviéramos las condiciones “ideales”, cuando tuvimos que dormir en las carreteras a la espera de que los ríos del sur o del noroeste nos permitieran llegar a Barahona y a Santiago Rodríguez o regresar a nuestros hogares.
Cómo no apelar a aquellas raíces, en las que se aceró el compromiso de los académicos de la UASD con la juventud dominicana, cuando en las discusiones sobre porqué muchos de de nuestros estudiantes en Barahona no respondían bien a las clases de Letras de los profesores Miguel Aníbal Perdomo y Andrés L. Mateo, dos glorias de nuestras letras dominicanas, y de ahí resultó la idea de Miguel Aníbal (de origen sureño) de que el hambre y la pobreza de los estudiantes que se desprendían en las madrugadas de las montañas de Polo, Monte Grande, Vuelta Grande, Guanarate, desde Oviedo y Pedernales, La Descubierta, Vengan A Ver, Jimaní, Boca de Cachón, Neyba, etc. no le permitían el tiempo y muchas veces los recursos para llegar desayunados a las clases de las 7 de la mañana. Lejos de perder el ánimo y el sentido de compromiso, se decidió una colecta semanal, para que los estudiantes residentes en Barahona compraran pan y prepararán un chocolate que cada sábado tenían que llevar a sus aulas, como experimento piloto, como científicos y humanistas, verificando si sus hipótesis tenían razon de ser y buscar soluciones más generales y expeditas.
Podemos hacerlo mejor, que en el semestre pasado, en el que el profesorado dio muestras de todo lo anterior, cuando asumió el desafío de culminar el Semestre 2020-10, en medio de las peores dificultades, sacrificando recursos propios y agarrados de cualquier herramienta de comunicación que le llegara a la mano. Después de las modestas capacitaciones de los meses de junio y julio y disponiendo ahora de herramientas como las aulas virtuales habilitadas, estamos en mejor condición de asumir el llamado a iniciar la docencia virtual en el mes de septiembre, seguir preparándonos para mejorar el uso de las tecnologías, aprender de nuestros alumnos más aventajados en el manejo de estas herramientas, integrar el aula como espacio colaborativo de construcción colectiva de los conocimientos y armarnos de lo mejor del espíritu interior y de la herencia recibida, cuando sobrevivimos a los cierres forzados por la intolerancia y las irresponsabilidades del Estado en el pasado.
Si podemos atender a 100 mil estudiantes, hagámoslo, mientras seguimos trabajando por la consigna de las Naciones Unidas de que “No se nos quede uno atrás”. Es una realidad que cerca de un 20% del profesorado de la UASD está impartiendo docencia virtual en las universidades privadas donde legítimamente cumplen jornadas laborales, siendo esto también una evidencia de lo posible.
La UASD, la Universidad que una vez tuviera a su cargo el 100% de toda la matrícula de estudiantes universitarios, hoy representa al 35% de toda la matrícula nacional, nos preocupa el hecho de que algunos universitarios no consideren como una amenaza el hecho de que la UASD, con sus 20 campus en todo el país, con 56 escuelas y departamentos, con 9 facultades que integran un subbsistema de educación superior pública, no sea capaz de generar con eficiencia, opciones que aseguren la continuidad de los servicios para la comunidad de estudiantes, cuyo perfil predominante es el de los jóvenes provenientes de los sectores sociales económicamente menos favorecidos.
Cada campus, cada facultad y cada escuela o departamento, presenta realidades docentes específicas que abren oportunidades de mantener la continuidad de la docencia, a partir de sus realidades de gestión y de sus ofertas curriculares.
Para sólo dar un ejemplo de la UASD posible, en medio de la crisis global, las facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas, Ciencias Económicas y Sociales y Ciencias de la Educación, no tienen una sola asignatura que le requieran una hora de laboratorio, a la que no le puedan responder desde la virtualidad. Solo ellas tres en su conjunto, atienden una demanda de asignaturas equivalentes al 40% de todos los cupos ofrecidos a todos los estudiantes de la UASD del Semestre 2020-10 pasado.
Si a esas tres facultades le agregáramos a Humanidades, de perfil docente similar, la UASD tendría la oportunidad de ofrecer de forma virtual, el 66% de todos los cupos que necesitan los estudiantes, si tomáramos como ejemplo al semestre 2020-10 recién finalizado. Recordar que sólo el 23.2% de todas las secciones ofrecidas por la UASD son de laboratorio y la inmensa mayoría de las mismas se concentran solo en 3 facultades.
ES UN IMPERATIVO MORAL ABRIR LA UASD bajo la modalidad virtual,que la circunstancias de la pandemia actual nos permite, continuar el entrenamiento al cuerpo docente sistematizando las mejores experiencias y seguir aprendiendo sobre la ruta.
El juicio de la historia les puede pasar una factura muy clara a los que siendo funcionarios actuales, no tomen las decisiones que se deben de tomar, en el interés de sus aspiraciones futuras en la UASD, así como también, a los que desde una oposición irracional, pretendan utilizar perversamente la gestión de la pandemia, como un recurso de reposicionamiento, para iguales planes personales o de grupos, de cara a su futuro; sin entender que esta es la hora de la UNIDAD de todos los uasdianos, en defensa del derecho de la juventud estudiosa, que acude a nuestra Universidad y que ello no debería en ningún caso significar la perdida de derechos para los que hemos tenido la honrosa labor de servir a la docencia y a la administración de la UASD.
ES UN IMPERATIVO MORAL ABRIR LA UASD, aún en su modalidad virtual, porque a los profesores de la Universidad nos corresponde el deber de ser ejemplos, en la prevención de los riesgos, la mitigación de los desastres y la recuperación de la mejor manera, en momentos en que el personal sanitario de la nación, de los cuales la mayor parte son nuestros egresados, se juegan la vida en los centros de salud del país, en momento en que los miembros que dirigen las instituciones de gestión del riesgo y las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional hacen lo propio, en momentos que los trabajadores luchan, tomando sus riesgos, por su supervivencia y la de sus familias y la rectivación de la economía del país.
La razón de ser de la UASD son sus estudiantes, es el país. He tenido que el calcular en el pasado cuál es el costo de un cierre de la UASD por un día, por una semana, por un mes, ahora el solo pensar del costo de la perdida de un semestre, me aterra, cuando veo la posibilidad de llegar con retraso a la lucha contra la pobreza, la desigualdad, la exclusión social, a 200 mil familias, cuando exponemos al riesgo de no retorno a miles de profesionales de la salud, de la educación, de las ingenierías, de los negocios, de las humanidades, de la producción agropecuaria, de las artes, de la política y del derecho, cuyos servicios profesionales y técnicos serán requeridos a futuro y habrá que esperarles por más de un año para disponer de ellos, porque ustedes deben de saber que el impacto de la perdida del tiempo de un semestre se multiplica por dos, en la gestión curricular de los procesos que le conducen hacia sus títulos. A miles de esos jóvenes, la realidad de la incertidumbre, le abriría los caminos a las opciones de abandono de la ruta de la educación universitaria.
LAS AUTORIDADES DEBEN CONVOCARNOS A TODOS Y A TODAS A CUMPLIR EL IMPERATIVO MORAL DE ABRIR LA UASD, de modo virtual, con sentido de responsabilidad, garantías de vida y protección de derechos.
Profesor Roberto Reyna Tejada
Ex rector UASD
Comenta este Artículo